En los últimos años, las técnicas de neuroimagen se han desarrollado rápidamente y los neurocientíficos son capaces de vaticinar el comportamiento humano futuro.
Mediante una serie de medidas de la funcionalidad cerebral, los neuromarcadores, se puede predecir el rendimiento educativo de un niño o adulto así como sus aptitudes de aprendizaje. Del mismo modo, también puede determinar las tendencias adictivas o delictivas y su respuesta a determinados tratamientos psicológicos o farmacológicos.
El estudio, realizado por Gabrieli y otros miembros del MIT (Instituto tecnológico de Massachussetts) y presentado este mes de enero, fija su objetivo en utilizar el conocimiento tecnológico actual para medir la neurodiversidad humana y predecir el comportamiento, lo que permitiría poner soluciones a problemas de aprendizaje o de comportamiento.
Un ejemplo de ello es la aplicación de un casco de electrodos ERP, una técnica no invasiva, que realizada a un bebé después de las 36 horas de su nacimiento puede determinar su respuesta cerebral a los sonidos del habla y predecir con un 81% de acierto si ese niño sufrirá dislexia en un futuro. Sin duda, este tipo de avances facilitaría la aplicación de programas educativos especiales orientados al aprendizaje y crecimiento de ese niño.
Del mismo modo, este tipo de tecnologías miden el grado de impulsividad del sujeto, su control cognitivo y su capacidad de resolución de conflictos cognitivos, y por tanto, predecir posibles comportamientos violentos.
Como afirma Gabrieli, “Esta predicción puede constituir una contribución humanitaria y pragmática para la sociedad, pero ello va a requerir una ciencia rigurosa y una serie de consideraciones éticas”.
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Fuente de la noticia y la fotografía EL PAÍS